27,28 Dos cosas por las que Ezra bendijo a Dios: 1. Por su comisión. Si aparece algo bueno en nuestros corazones, o en los corazones de los demás, debemos reconocer que Dios lo puso allí y bendecirlo; es el que obra en nosotros, tanto para querer como para hacer lo que es bueno. 2. Para su aliento: Dios me ha extendido misericordia. Ezra era un hombre valiente, sin embargo, atribuyó esto no a su propio corazón, sino a la mano de Dios. Si Dios nos da su mano, somos audaces y alegres; si lo retira, somos débiles como el agua. Cualquier cosa que podamos hacer por Dios y por quienes nos rodean, Dios debe tener toda la gloria.

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