20-32 La observancia de las fiestas judías, es una declaración pública de la verdad de las Escrituras del Antiguo Testamento. Y como las Escrituras del Antiguo Testamento son verdaderas, el Mesías esperado por los judíos vino hace mucho tiempo; y nadie más que Jesús de Nazaret puede ser ese Mesías. El festival fue designado por la autoridad, pero bajo la dirección del Espíritu de Dios. Se llamó la fiesta de Purim, de una palabra persa, que significa mucho. El nombre de este festival les recordaría el poder todopoderoso del Dios de Israel, que cumplió sus propios propósitos con las supersticiones de los paganos. Al revisar nuestras misericordias, debemos hacer publicidad a los antiguos temores y angustias. Cuando nuestras misericordias son personales, no debemos por olvido perder la comodidad de ellas, ni negarle al Señor la gloria debido a su nombre. Que el Señor nos enseñe a regocijarnos con esa alegría santa que anticipa y se prepara para la bendición del cielo. Cada instancia de bondad divina para con nosotros mismos es una nueva obligación para nosotros de hacer el bien, especialmente para aquellos que más necesitan nuestra generosidad. Sobre todo, la redención de Cristo nos obliga a ser misericordiosos, 2 Corintios 8:9

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