1-8 En todas las épocas de la iglesia ha habido personas más entregadas a Dios, más constantes en su asistencia a sus ordenanzas y más dispuestas a renunciar incluso a cosas lícitas por su amor que otras. Algunas mujeres, dedicadas a Dios y fervorosas por el culto en el tabernáculo, expresaron su celo al renunciar a sus espejos, que eran placas pulidas de bronce. Antes de la invención de los espejos, estos servían para los mismos fines.

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