1-13 Cuando Satanás no puede persuadir a los hombres para que consideren que el juicio viene como incierto, gana su punto persuadiéndolos para que lo vean como a distancia. Estos miserables gobernantes se atreven a decir: Estamos tan seguros en esta ciudad como la carne en una olla hirviendo; los muros de la ciudad serán para nosotros como muros de latón, no recibiremos más daño de los sitiadores que el caldero del fuego. Cuando los pecadores se halagan a su propia ruina, es hora de decirles que no tendrán paz si continúan. Ninguno permanecerá en posesión de la ciudad sino aquellos que estén enterrados en ella. Los que están menos seguros son los más seguros. Dios a menudo se complace en señalar a algunos pecadores para advertir a otros. No está claro si Pelatías murió en ese momento en Jerusalén, o cuando se acercaba el cumplimiento de la profecía. Al igual que Ezequiel, deberíamos estar muy afectados por la muerte súbita de otros, y aún así debemos rogarle al Señor que tenga misericordia de los que permanecen.

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