1-11 Ninguna forma externa o reforma puede ser aceptable para Dios, siempre que cualquier ídolo posea el corazón; sin embargo, ¡cuántos prefieren sus propios dispositivos y su propia justicia, al camino de la salvación! Las corrupciones de los hombres son ídolos en sus corazones, y son de su propia configuración; Dios les permitirá seguir su curso. El pecado hace al pecador odioso a los ojos del Dios puro y santo; y en sus propios ojos también, cada vez que se despierta la conciencia. Procuremos ser limpiados de la culpa y la contaminación de los pecados, en esa fuente que el Señor ha abierto.

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