1-17 Aquí hay una explicación de la parábola en el último capítulo. Se declara que el Señor estaba a punto de cortar Jerusalén y toda la tierra, para que todos supieran que era su decreto contra un pueblo malvado y rebelde. A los que denuncian la horrible ira de Dios contra los pecadores les corresponde demostrar que no desean el día de la fe. El ejemplo de Cristo nos enseña a lamentarnos por aquellos cuya ruina declaramos. Cualesquiera que sean los instrumentos que Dios use para ejecutar sus juicios, los fortalecerá de acuerdo con el servicio en el que estén empleados. La espada brilla ante el terror de aquellos contra quienes está desenvainada. Es una espada para los demás, una vara para el pueblo del Señor. Dios es sincero al pronunciar esta oración, y el profeta debe mostrarse sinceramente al publicarla.

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