15-22 Todo el cuidado de los gobernantes es que la doctrina de Cristo no se extienda entre el pueblo, pero no pueden decir que es falsa o peligrosa, o de alguna mala tendencia; y se avergüenzan de reconocer la verdadera razón: que testifica contra su hipocresía, maldad y tiranía. Aquellos que saben dar un justo valor a las promesas de Cristo, saben dar un justo desprecio a las amenazas del mundo. Los apóstoles miran con preocupación a las almas que perecen, y saben que no pueden escapar de la ruina eterna sino por medio de Jesucristo, por lo que son fieles en advertir y mostrar el camino correcto. Nadie gozará de paz mental, ni actuará con rectitud, hasta que haya aprendido a guiar su conducta por la norma fija de la verdad, y no por las cambiantes opiniones y fantasías de los hombres. Cuídate especialmente de un vano intento de servir a dos amos, Dios y el mundo; el resultado será que no podrás servir plenamente a ninguno de los dos.

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