20,21 Cuando los peligros amenazan, es bueno retirarse y permanecer escondido; cuando nos encomendamos a Dios para escondernos, él nos esconderá debajo del cielo o en el cielo. Así estaremos seguros y felices en medio de las tribulaciones. Es solo por un corto tiempo, como lo fue por un pequeño momento; cuando termine, parecerá como nada. El lugar de Dios es el propiciatorio; allí se deleita en estar: cuando castiga, sale de su lugar, porque no le agrada la muerte de los pecadores. Pero casi no hay ninguna verdad que se repita con mayor frecuencia en las Escrituras, que el propósito determinado de Dios de castigar a los que hacen iniquidad. Mantengámonos cerca del Señor, y separémonos del mundo; y busquemos consuelo en la oración secreta. Se acerca un día de venganza en el mundo, y antes de que llegue, debemos esperar tribulación y sufrimiento. Pero debido a que el cristiano busca estas cosas, ¿estará inquieto y consternado? No, que descanse en su Dios. Permaneciendo en él, el creyente está a salvo. Y esperemos pacientemente el cumplimiento de las promesas de Dios.

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