1-8 Cristo nuestro Rey justo, y sus verdaderos discípulos, evidentemente están destinados aquí. Los consuelos y las gracias de su Espíritu son como ríos de agua en esta tierra seca; y como la roca que sobresale ofrece sombra y refugio refrescantes para el cansado viajero en el desierto, su poder, verdad y amor le dan al creyente la única protección y refrigerio real en la tierra cansada a través de la cual viaja al cielo. Cristo soportó la tormenta él mismo, para mantenerla alejada de nosotros. A él, que el tembloroso pecador huya por refugio; porque solo él puede protegernos y refrescarnos en cada prueba. Mira qué dolores toman los pecadores en el pecado; trabajan en ello, sus corazones están concentrados en ello, y con el arte trabajan iniquidad; pero este es nuestro consuelo, que no pueden hacer más travesuras de las que Dios permite. Busquemos tener nuestros corazones más libres del egoísmo. El alma liberal diseña cosas liberales con respecto a Dios y desea que Él le otorgue sabiduría y prudencia, las comodidades de su presencia, la influencia de su Espíritu y, a su debido tiempo, el disfrute de su gloria.

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