1-10 Mientras Jeremías contempla la obra del alfarero, Dios se le ocurre dos grandes verdades. Dios tiene autoridad y poder para formar y crear reinos y naciones como le plazca. Puede deshacerse de nosotros como lo crea conveniente; y sería tan absurdo para nosotros disputar esto, como para que la arcilla peleara con el alfarero. Pero siempre sigue reglas fijas de justicia y bondad. Cuando Dios viene contra nosotros en juicios, podemos estar seguros de que es por nuestros pecados; pero la conversión sincera del mal del pecado evitará el mal del castigo, tanto para las personas, como para las familias y las naciones.

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