10-15 La vasija del alfarero, después de endurecerse, nunca se puede reconstruir cuando se rompe. Y como se rompió la botella, Judá y Jerusalén serán quebradas por los caldeos. Ninguna mano humana puede repararlo; pero si regresan al Señor, él sanará. A medida que llenen a Tophet con los muertos sacrificados a sus ídolos, así Dios llenará a toda la ciudad con los muertos que caerán como sacrificios a su justicia. Cualquier cosa que los hombres puedan pensar, Dios aparecerá tan terrible contra el pecado y los pecadores como lo dicen las Escrituras; ni la incredulidad de los hombres hará que su promesa o sus amenazas no tengan efecto. La obstinación de los pecadores en formas pecaminosas es su propia culpa; si están sordos a la palabra de Dios, es porque han detenido sus oídos. Tenemos que orar para que Dios, por su gracia, nos libere de la dureza de corazón y el desprecio de su palabra y mandamientos.

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