1-13 Aquellos que esperan recibir consuelos de Dios, deben invocarlo. Se hacen promesas, no para eliminar, sino para acelerar y alentar la oración. Estas promesas nos llevan al evangelio de Cristo; y en eso Dios ha revelado la verdad para dirigirnos, y la paz para facilitarnos. Todos los que al santificar la gracia se limpian de la inmundicia del pecado, al perdonar la misericordia, se liberan de la culpa. Cuando los pecadores son justificados, lavados y santificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu Santo, están capacitados para caminar delante de Dios en paz y pureza. Muchos son llevados a percibir la verdadera diferencia entre el pueblo de Dios y el mundo que los rodea, y a temer la ira divina. Se promete que las personas que sufrieron mucho dolor volverán a estar llenas de alegría. Donde el Señor da justicia y paz, dará todos los suministros necesarios para las necesidades temporales; y todo lo que tenemos será consuelo, como lo santifica la palabra y la oración.

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