23-26 En este mundo de pecado y tristeza, que termina pronto en muerte y juicio, qué tonto es que los hombres se gloríen en su conocimiento, salud, fortaleza, riquezas o en cualquier cosa que los deje bajo el dominio del pecado y la ira de ¡Dios! y de la cual se debe rendir una cuenta en adelante; solo aumentará su miseria. Esos son el verdadero Israel que adoran a Dios en el Espíritu, se regocijan en Cristo Jesús y no tienen confianza en la carne. Valoremos la distinción que proviene de Dios y que durará para siempre. Vamos a buscarlo diligentemente.

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