1-6 Los israelitas llegaron al Jordán con fe, habiéndoles dicho que lo cruzarían. En el camino del deber, procedamos hasta donde podamos y confiemos en el Señor. Josué los guió. Se hace una mención especial de su madrugada, como después en otras ocasiones, lo que muestra cuán poco buscaba su propia comodidad. Aquellos que quieren lograr grandes cosas deben levantarse temprano. No ames el sueño, no sea que vengas a la pobreza. Todas las personas en posiciones públicas siempre deben atender al deber de su lugar. El pueblo debía seguir el arca. Así debemos caminar siguiendo la regla de la palabra y la dirección del Espíritu en todo; así la paz estará sobre nosotros como sobre Israel, el pueblo de Dios; pero debemos seguir a nuestros ministros solo en la medida en que sigan a Cristo. Todo su camino por el desierto era un camino no trillado, pero más aún este a través del Jordán. Mientras estemos aquí, debemos esperar y prepararnos para cruzar caminos que no hemos cruzado antes; pero en el camino del deber podemos avanzar con valentía y alegría. Ya sea que estemos llamados a sufrir pobreza, dolor, trabajo, persecución, oprobio o muerte, estamos siguiendo al Autor y Consumador de nuestra fe; ni podemos poner nuestros pies en ningún lugar peligroso o difícil, a lo largo de todo nuestro viaje, sin que la fe vea las huellas de los pies del Redentor, que pisoteó ese mismo camino hacia la gloria en lo alto, y nos insta a seguirlo, para que donde él esté, también estemos nosotros. Debían santificarse. Si deseamos experimentar los efectos del amor y el poder de Dios, debemos apartar el pecado y cuidarnos de no entristecer al Espíritu Santo de Dios.

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