5-9 Al permitirle matar a un león, Dios le hizo saber a Sansón lo que podía hacer con la fuerza del Espíritu del Señor, para que nunca temiera mirar a la cara las mayores dificultades. Estaba solo en los viñedos, a donde había divagado. Los jóvenes no consideran cómo se exponen al león rugiente que busca devorar, cuando se alejan de sus prudentes y piadosos padres. Tampoco los hombres consideran lo que los leones acechan en los viñedos, los viñedos de los vinos tintos. Nuestro Señor Jesús, después de haber conquistado a Satanás, ese león rugiente, los creyentes, como Sansón, encuentran miel en el cadáver con abundante fuerza y ​​satisfacción, suficiente para sí mismos y para todos sus amigos.

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