24-31 Jael tuvo una bendición especial. Aquellos cuya suerte se eche en la tienda, en una esfera baja y estrecha, si sirven a Dios de acuerdo con los poderes que les ha dado, no perderán su recompensa. La madre de Sísara buscó su regreso, sin temer en lo más mínimo su éxito. Prestemos atención a satisfacer deseos ansiosos hacia cualquier bien temporal, particularmente hacia aquello que aprecia la vana gloria, porque eso era lo que ella adoraba aquí. ¡Qué cuadro presenta ella de un corazón impío y sensual! ¡Cuán vergonzosos e infantiles son estos deseos de una madre anciana y sus asistentes para su hijo! Y así, Dios a menudo arruina a sus enemigos cuando están más hinchados. Deborah concluye con una oración a Dios por la destrucción de todos sus enemigos y por la comodidad de todos sus amigos. Tal será el honor y la alegría de todos los que aman a Dios con sinceridad, brillarán para siempre como el sol en el firmamento.

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