9-15 El sueño parecía tener poco significado en él; pero la interpretación evidentemente probó que todo era del Señor, y descubrió que el nombre de Gedeón había llenado de terror a los madianitas. Gedeón tomó esto como una promesa segura de éxito; sin demora adoró y alabó a Dios, y regresó con confianza a sus trescientos hombres. Dondequiera que estemos, podemos hablar con Dios y adorarlo. Dios debe tener la alabanza de lo que alienta nuestra fe. Y su providencia debe ser reconocida en los eventos, aunque pequeña y aparentemente accidental.

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