1-10 Los que desean sinceramente ver a Cristo, como Zaqueo, romperán la oposición y se esforzarán por verlo. Cristo se invitó a sí mismo a la casa de Zaqueo. Dondequiera que venga Cristo, abre el corazón y lo inclina a recibirlo. El que tiene la intención de conocer a Cristo, será conocido por él. Aquellos a quienes Cristo llama, deben humillarse y descender. Podemos recibir con alegría a quien trae todo el bien consigo. Zaqueo dio pruebas públicamente de que se había convertido en un verdadero converso. No busca ser justificado por sus obras, como el fariseo; pero por sus buenas obras mostrará, por la gracia de Dios, la sinceridad de su fe y su arrepentimiento. Se declara que Zaqueo es un hombre feliz, ahora que se ha convertido del pecado a Dios. Ahora que está salvado de sus pecados, de la culpa de ellos, del poder de los mismos, todos los beneficios de la salvación son suyos. Cristo ha venido a su casa, y donde Cristo viene trae la salvación con él. Vino a este mundo perdido para buscarlo y salvarlo. Su designio era salvar, cuando no había salvación en ningún otro. Él busca a los que no lo buscaron, ni preguntaron por él.

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