13-17 Mateo no tenía un buen carácter, pues de lo contrario, siendo judío, nunca habría sido publicano, es decir, recaudador de impuestos para los romanos. Sin embargo, Cristo llamó a este publicano a seguirle. Con Dios, por medio de Cristo, hay misericordia para perdonar los mayores pecados, y gracia para cambiar a los mayores pecadores, y hacerlos santos. Un publicano fiel y justo era raro. Y como los judíos tenían un odio especial a un oficio que demostraba que estaban sometidos a los romanos, daban mala fama a estos recaudadores de impuestos. Pero como éstos, nuestro bendito Señor no dudó en conversar con ellos, cuando apareció en la semejanza de la carne pecaminosa. Y no es nada nuevo que lo que está bien hecho y bien diseñado, sea calumniado y convertido en el reproche de los más sabios y mejores hombres. Cristo no se retiró, aunque los fariseos se ofendieron. Si el mundo hubiera sido justo, no habría habido ocasión para su venida, ni para predicar el arrepentimiento, ni para comprar el perdón. No debemos hacer compañía a los hombres impíos por amor a su vana conversación; sino que debemos mostrar amor a sus almas, recordando que nuestro buen Médico tenía el poder de curar en sí mismo, y no corría peligro de contraer la enfermedad; pero no es así con nosotros. Al tratar de hacer el bien a los demás, tengamos cuidado de no hacernos daño a nosotros mismos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad