23-28 El sábado es una institución sagrada y divina; un privilegio y un beneficio, no una tarea y un trabajo pesado. Dios nunca lo diseñó para que fuera una carga para nosotros, por lo tanto no debemos hacer que lo sea para nosotros mismos. El sábado fue instituido para el bien de la humanidad, que vive en sociedad, tiene muchas necesidades y problemas, y se prepara para un estado de felicidad o miseria. El hombre no fue hecho para el día de reposo, como si su observancia pudiera servir a Dios, ni se le ordenó que lo guardara con observancias externas para su verdadero perjuicio. Toda observancia al respecto debe interpretarse según la regla de la misericordia.

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