6-12 Todas nuestras enfermedades y calamidades surgen de la ira de Dios contra nuestros pecados. Su eliminación, o el convertirlas en bendiciones para nosotros, nos fue comprada por la sangre de Cristo. Pero las plagas y enfermedades de nuestras almas, de nuestros corazones, son las que más debemos temer; y Él puede sanarlas también con una palabra. Que cada vez más personas acuden a Cristo para ser sanadas de estas plagas y liberadas de los enemigos de sus almas.

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