14-23 Nuestros malos pensamientos y afectos, palabras y acciones, nos contaminan, y sólo éstos. Como una fuente corrupta envía arroyos corruptos, así un corazón corrupto envía razonamientos corruptos, apetitos y pasiones corruptos, y todas las palabras y acciones perversas que provienen de ellos. Una comprensión espiritual de la ley de Dios, y un sentido de la maldad del pecado, harán que un hombre busque la gracia del Espíritu Santo, para contener los malos pensamientos y afectos que actúan en su interior.

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