1-7 Es una instancia de la gracia de Dios que, habiendo obrado diversos milagros para castigar el pecado, trabajaría uno más para evitarlo. Debían introducirse doce varas o bastones. Es probable que fueran los bastones que los príncipes usaban como enseñanza de su autoridad; viejas duelas secas, que no tenían savia. Debían esperar que la vara de la tribu, o príncipe, a quien Dios escogió para el sacerdocio, brotara y floreciera. Moisés no objetó que el asunto ya estuviera suficientemente resuelto; no se comprometió a determinarlo; pero dejó el caso ante el Señor.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad