1-5 La amistad de los impíos es más peligrosa que su enemistad; porque ninguno puede prevalecer contra el pueblo de Dios si no son vencidos por sus deseos innatos; ni puede hacerles daño ningún encantamiento, sino las tentaciones de intereses y placeres mundanos. Aquí está el pecado de Israel, al que son atraídos por las hijas de Moab y Madián. Esos son nuestros peores enemigos que nos llevan al pecado, porque esa es la mayor travesura que cualquier hombre puede hacernos. El pecado de Israel hizo lo que todos los encantamientos de Balaam no pudieron hacer; puso a Dios en contra de ellos. Las enfermedades son el fruto de la ira de Dios y los castigos justos de los pecados prevalecientes; una infección sigue a la otra. Los cabecillas en el pecado deberían ser ejemplos de justicia.

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