1-4 Aarón mismo encendía las lámparas, representando así a su Divino Maestro. La Escritura es una luz que brilla en un lugar oscuro, como se menciona en, 2 Pedro 1:19. Incluso la iglesia sería un lugar oscuro sin ella; al igual que el tabernáculo, que no tenía ventanas, estaría en la oscuridad sin las lámparas. La labor de los ministros es encender estas lámparas, mediante la exposición y aplicación de la Palabra de Dios. Jesucristo es la única Luz de nuestro mundo oscuro y pecaminoso; y por medio de su expiación, su Palabra y el Espíritu Santo, difunde luz a su alrededor.

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