14-18 Ruth había hecho todo lo que le correspondía hacer; debía esperar pacientemente el acontecimiento. Boaz, al encargarse de este asunto, seguramente sabría manejarlo bien. Mucho más razón tienen los verdaderos creyentes para poner sus preocupaciones en Dios, porque Él ha prometido cuidar de ellos. Nuestra fortaleza está en quedarnos quietos, Isaías 30:7. Esta narrativa puede animarnos a depositarnos, por fe, a los pies de Cristo: Él es nuestro pariente cercano; al haber tomado nuestra naturaleza. Tiene el derecho de redimirnos. Busquemos recibir de Él sus instrucciones: "Señor, ¿qué quieres que haga?" Hechos 9:6. Él nunca nos culpará por hacerlo en un mal momento. Y anhelemos y busquemos sinceramente ese mismo descanso para nuestros hijos y amigos, para que les vaya bien también.

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