1-5 Este salmo anima a esperar y confiar en Dios; en su poder y providencia, y su amable presencia con su iglesia en los peores momentos. Podemos aplicarlo a enemigos espirituales, y el estímulo que tenemos de que, a través de Cristo, seremos vencedores de ellos. Él es una Ayuda, una Ayuda presente, una Ayuda encontrada, una a quien hemos encontrado que es así; una ayuda a mano, una que siempre está cerca; no podemos desear un mejor, ni encontraremos lo mismo en ninguna criatura. Que se preocupen por las turbulencias de las aguas, que construyen su confianza sobre una base flotante; pero no se alarmen los que son guiados a la Roca, y allí encuentren una base firme. Aquí hay alegría para la iglesia, incluso en tiempos de tristeza. El río alude a las gracias y consuelos del Espíritu Santo, que fluyen a través de cada parte de la iglesia, y a través de las ordenanzas sagradas de Dios, alegrando el corazón de cada creyente. Se promete que la iglesia no será movida. Si Dios está en nuestros corazones, por su palabra morando ricamente en nosotros, seremos establecidos, seremos ayudados; confiemos y no tengamos miedo.

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