Tu rey - Es decir, cuando Dios era tu rey y gobernador inmediato, quien podía y estaba dispuesto a librarte, si tú le hubieras clamado, de lo cual tú y tus antepasados ​​habéis tenido mucha experiencia; de modo que no necesitabas ningún otro rey; y tu deseo de otro era un reproche manifiesto contra Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad