No ceses, etc. - Tenemos miedo de mirar a Dios a la cara, a causa de nuestra gran maldad: intercede, pues, por nosotros, como lo hizo Moisés por su generación. Tenían razón para esperar esto, porque él había prometido orar por ellos, les había prometido liberación de los filisteos, y lo habían observado en todo lo que les había dicho del Señor. Así, los que reciben a Cristo como su legislador y juez, no necesitan dudar del interés que tienen en su intercesión. ¡Oh, qué consuelo es para todos los creyentes, que él nunca cesa, sino que siempre aparece en la presencia de Dios por nosotros!

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