El Señor - Tú representas a la persona de Dios a quien pertenece el juicio, tienes tu comisión de Dios, y no solo del hombre; y su administración de justicia no es solo para el bien del hombre, sino también para el honor y el servicio de Dios. Contigo - Tanto para observar tu porte, como para defenderte de todos aquellos enemigos que pueda provocar el ejercicio imparcial de la justicia.

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