Ninguna prostituta: ninguna prostituta común, como las toleradas y alentadas por los gentiles, y utilizadas incluso en su culto religioso. No es que tales prácticas les fueran permitidas a los extraños entre ellos, como es evidente por muchas escrituras y razones, sino que fue de una manera peculiar, y por razones especiales, prohibidas para ellos, por ser mucho más odiosas en ellos que en los extraños.

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