Quemó el becerro, lo derritió y luego lo limó al polvo; y para que se fijara en el polvo al que estaba reducido en todo el campamento, lo esparció sobre el agua de la que todos bebieron. Para que pudiera parecer que un ídolo no es nada en el mundo, lo redujo a átomos, que podría ser lo más cercano a la nada.

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