Te impedí pecar contra mí. Es Dios quien impide que los hombres hagan el mal que harían; no es de él de quien hay pecado, sino de él de quien no hay más pecado, ya sea por su influencia en la mente de los hombres que controla su inclinación al pecado, o por su providencia quitando la oportunidad. Es una gran misericordia estar impedido de cometer un pecado, del cual Dios debe tener la gloria de quien sea el instrumento.

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