Y Jacob bendijo a Faraón, lo cual no fue solo un acto de cortesía, sino un acto de piedad; oró por él, como quien tiene la autoridad de un profeta y un patriarca; y la bendición de un patriarca no era algo que deba ser despreciado, no por un príncipe poderoso.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad