Somos los siervos del Dios de tu padre, no solo hijos del mismo Jacob, sino adoradores del mismo Jehová. Aunque debemos estar dispuestos a perdonar todo lo que nos haga daño, debemos tener especial cuidado de no mostrar malicia hacia cualquiera que sea siervo del Dios de nuestro padre; aquellos a los que debemos tratar siempre con una ternura peculiar, porque nosotros y ellos tenemos el mismo amo. Lloró cuando le hablaron. Eran lágrimas de dolor por su sospecha de él, y lágrimas de ternura por su sumisión.

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