Recibe - Toma la regla por la cual gobiernas tus pensamientos y palabras, y toda tu vida, no de tus propias imaginaciones o pasiones, sino de Dios, de su ley, que está escrita en tu propia mente, y de las doctrinas e instrucciones del santos hombres de Dios. Y no solo escúchalos con tus oídos, sino que se hundan en tu corazón.

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