Recibe la ley de su boca Toma la regla mediante la cual puedas gobernar tus pensamientos, palabras y toda tu vida, no de idólatras y paganos profanos, cuya opinión acerca de la providencia de Dios pareces haber abrazado, ni de tus propias imaginaciones o pasiones violentas. , que te han conducido a tus errores actuales; sino de Dios y de su ley, que está escrita en tu propia mente, y de las doctrinas e instrucciones de los sabios y santos hombres de Dios, quienes son todos de nuestra mente en este asunto. Y guarda sus palabras en tu corazón. No solo escúchalas con tus oídos, sino que se hundan en tu corazón, sean recibidas allí con afecto sincero y fijadas por la consideración seria, frecuente y práctica de ellas.

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