¿Es? Un placer como el que necesita para su propia comodidad y satisfacción. No, Dios no nos necesita a nosotros ni a nuestros servicios. Estamos deshechos, deshechos para siempre sin él: pero él es feliz, feliz para siempre sin nosotros.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad