El año cincuenta - El año del jubileo no fue el año cuarenta y nueve, como piensan algunos eruditos, sino precisamente el quincuagésimo. El viejo sábado semanal se llama séptimo día, porque realmente fue así, siendo el siguiente después de los seis días de la semana y distinto de todos ellos: y el año de liberación se llama séptimo año, Levítico 25:4 , como inmediatamente siguiente. los seis años, Levítico 25:3 , y distintos de todos ellos.

Y de la misma manera al jubileo se le llama el año cincuenta, porque viene después de siete dientes, siete o cuarenta y nueve años, Levítico 25:8 , y es distinto de todos ellos. A todos los habitantes: Entender a los israelitas; principalmente a todos los siervos, incluso a los que no quisieron y no salieron al séptimo año, ya los pobres, que ahora fueron absueltos de todas sus deudas y restituidos a sus posesiones.

Jubileo - Llamado así de la palabra hebrea Jobel que significa primero un carnero, y luego un cuerno de carnero, por el sonido del cual fue proclamado; o de Jubal, el inventor de los instrumentos musicales, Génesis 4:21 , porque se celebraba con música y todas las expresiones de alegría. A su posesión, que había sido vendida o enajenada de él.

Esta ley no era injusta en absoluto, porque todos los compradores y vendedores tenían en cuenta esta condición en sus negocios; pero era conveniente en muchos aspectos, en cuanto a recordarles que sólo Dios era el Señor y propietario tanto de ellos como de sus tierras, y ellos sólo sus arrendatarios; un punto que eran muy propensos a olvidar. Para que por la presente las herencias, familias y tribus se mantuvieran enteras y claras hasta la venida del Mesías, a quien se le conocería por otras cosas, así como por la tribu y la familia de la que iba a salir.

Y esto, en consecuencia, fue hecho por la singular providencia de Dios hasta que vino el Señor Jesús. Desde entonces esos personajes están miserablemente confundidos: lo cual no es un argumento menor de que el Mesías ha venido. Poner límites tanto a la insaciable avaricia de algunos como a la insensata prodigalidad de otros, para que los primeros no se traguen total y finalmente las herencias de sus hermanos, y los segundos no puedan deshacerse a sí mismos y a su posteridad para siempre, que fue un privilegio singular de esta ley y pueblo. Su familia: de quien se había ido, siendo vendido a otra familia, ya sea por él mismo o por su padre.

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