Él no es el Dios de los muertos, sino el Dios de los vivos, es decir, (si el argumento se propone extensamente), ya que el carácter de que es el Dios de cualquier persona, claramente insinúa una relación con ellas, no como muerto, pero vivo; y puesto que no se puede decir que él sea actualmente su Dios en absoluto, si están completamente muertos; ni ser el Dios de personas humanas, tales como Abraham, Isaac y Jacob, que consiste en almas y cuerpos, si sus cuerpos habrían de permanecer en muerte eterna; debe haber un estado futuro de bienaventuranza y una resurrección del cuerpo para compartir con el alma en él.

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