Epístola de Ignacio a los Tarsianos

Desde Siria hasta Roma peleo con bestias, no porque sea devorado por bestias brutas, porque estas, como sabéis, por voluntad de Dios perdonaron a Daniel, sino por bestias en forma de hombres, en quienes la misma bestia salvaje despiadada yace escondido, y me pincha y hiere día a día. Pero ninguna de estas dificultades "me conmueve, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo"[1].

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento