Ireneo contra las herejías Libro I

Simón el samaritano era ese mago de quien Lucas, discípulo y seguidor de los apóstoles, dice: "Había cierto hombre, de nombre Simón, que en otro tiempo usando artes mágicas en aquella ciudad, descarriaba a los habitantes de Samaria, declarando que él mismo era uno grande, a quien todos prestaban atención, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el poder de Dios, que se llama grande. enloquecidos por sus hechicerías.”[280]

Ireneo contra las herejías Libro II

¿Y qué más diré? No es posible nombrar el número de los dones que la Iglesia, [esparcida] por todo el mundo, ha recibido de Dios, en el nombre de Jesucristo, que fue crucificado bajo el poder de Poncio Pilato, y que ella ejerce día tras día por beneficio de los gentiles, sin engañar a nadie, ni recibir recompensa[290]

Tertuliano sobre la idolatría

Pues desde entonces Simón el Mago, recién convertido en creyente, (ya que aún pensaba un poco en su secta malabarista, a saber, que entre los milagros de su profesión podría comprar hasta el don del Espíritu Santo por imposición de manos) fue maldecido por el apóstoles, y expulsados ​​de la fe.[55]

Tertuliano Tratado sobre el alma

Muchos atentados también fueron obrados contra los apóstoles por los hechiceros Simón y Elimas,[335]

Pseudo-Tertuliano contra todas las herejías

De estos el primero de todos es Simón el Mago, quien en los Hechos de los Apóstoles obtuvo una condena digna y justa del Apóstol Pedro[5].

Hipólito Refutación de Todas las Herejías Libro VI

y en parte también con la ayuda de los demonios que perpetraron su villanía, intentó deificarse a sí mismo. (Pero) el hombre era un (simple) tramposo, y lleno de locura, y los Apóstoles lo reprendieron en los Hechos.[6]

Homilía Clementina IV

Y en una palabra, habiendo herido a muchos y suponiéndose que es un dios, es a la vez temido y honrado.”[2]

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Antiguo Testamento