Epístola de Cipriano LXIII

Aquellos, por lo tanto, que han traído sobre sí mismos pecados graves, es decir, quienes, al ofrecer sacrificios a los ídolos, han ofrecido sacrificios sacrílegos, no pueden reclamar para sí mismos el sacerdocio de Dios, ni hacer oración alguna por sus hermanos ante sus ojos; ya que está escrito en el Evangelio: "Dios no oye al pecador; pero si alguno es adorador de Dios, y hace su voluntad, a ése oye".[9]

Epístola de Cipriano LXVII

quienes, santa y dignamente ofreciendo sacrificios a Dios, pueden ser escuchados en las oraciones que hacen por la seguridad del pueblo del Señor, ya que está escrito: "Dios no oye al pecador; pero si alguno es adorador de Dios, y hace su voluntad, al que oye".[11]

Epístola de Cipriano LXIX

Además, ¿qué oración puede ofrecer un sacerdote impío y pecador por un bautizado? ya que está escrito: "Dios no oye al pecador; pero si alguno es adorador de Dios, y hace su voluntad, a ése oye".[15]

Séptimo Concilio de Cartago bajo Cipriano

dijo: Escrito está: "Dios no oye al pecador".[107]

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento