Porque estrecha es la puerta.

¿Qué es lo que pregunta Agustín, que hace que esta puerta sea tan estrecha para nosotros? No es que sea estrecho o angosto en sí mismo, sino que queremos atravesarlo con el mundo sobre nuestros hombros. Queremos tomar las hinchazones de nuestro orgullo, nuestra voluntad propia, de nuestros queridos pecados. Es demasiado estrecho para estos, pero fácilmente nos permitirá pasar por él renunciamos a todo y nos adherimos a Cristo, y ese camino es abnegación e inconformidad con el mundo.

Pocos son los que lo encuentran.

Tiene que ser buscado. La razón por la que los hombres no la encuentran no es porque sea difícil de encontrar, sino porque prefieren andar por el camino ancho. Pueden caminar en ella sin arrepentimiento, entrega a la voluntad de Cristo, abnegación, humildad y pureza de vida.

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