ἐρωτήσω ὑμᾶς κἀγὼ λόγον ἕνα. Esta forma de argumentación era habitual. La cuestión de los Ancianos fue realmente un ataque. Jesús responde a ese ataque con una contrapregunta que presentaba las mismas dificultades de tres maneras, ya sea que dijeran del cielo o de los hombres, o que la dejaran sin respuesta. Decir del cielo equivalía a reconocer a Jesús como Cristo, decir de los hombres era incurrir en la hostilidad del pueblo, callar era renunciar a sus pretensiones de jefes espirituales de la nación.

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Antiguo Testamento