Para cada cosa hay una estación, y un tiempo para cada propósito Los dos sustantivos hebreos guardan entre sí una relación muy similar a la del griego χρόνος y καιρός, el primero expresa un período de duración, el último el tiempo señalado en el cual un sucede el evento. Aceptando este punto de vista, las palabras "temporada" y "tiempo" en la AV deberían, quizás, cambiar de lugar. El pensamiento es uno del cual encontramos un eco en la máxima de Pittacus, Καιρὸν γνῶθι "Conoce la estación adecuada para todo" (Diog.

Laert. i. 4, § 6). Es significativo, en relación con la conclusión mantenida en la Introducción, Cap. iii., que Demetrius Phalereus, el bibliotecario de Ptolomeo Filadelfo, escribió un tratado, περὶ καιροῦ, de oportunidad (Diog. Laert. Eclesiastés 3:5 § 9). Así Theognis, (402), Μηδὲν ἄγαν σπεύδειν, καιρὸς δʼ ἐπὶ πάσιν ἄριστος, "No hagas nada en exceso, En todo lo que hacemos es la estación correcta preciosa.

"Así que aquí el pensamiento con el que se abre la nueva sección es que es sabiduría hacer lo correcto en el momento adecuado, que la inoportunidad es la perdición de la vida. El estudio de las ocupaciones e intereses humanos que sigue tiene un sorprendente paralelo en las Meditaciones de Marco Aurelio (iv. 32), quien, desde su punto de vista estoico, ve en su repetición perpetua, evidencia de la iteración monótona de los fenómenos de la vida del hombre, análoga a la de los fenómenos de la Naturaleza.

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