Jesús dijo: "¿Habéis entendido estas cosas?" Ellos le dijeron: "Sí". Él les dijo: "Por eso todo escriba, que ha sido instruido en el Reino de los Cielos, es como un padre de familia que saca de su casa del tesoro cosas nuevas y viejas".

Cuando Jesús terminó de hablar sobre el Reino, preguntó a sus discípulos si habían entendido. Y lo habían entendido, al menos en parte. Luego Jesús pasa a hablar del escriba, instruido en el Reino de los Cielos, que saca de su casa del tesoro cosas viejas y nuevas. Lo que Jesús en efecto está diciendo es esto: “Ustedes pueden entender, porque vinieron a mí con una excelente herencia. Vinieron con toda la enseñanza de la ley y de los profetas.

Un escriba viene a mí con toda una vida de estudio de la ley y de todos sus mandamientos. Ese trasfondo te ayuda a entender. Pero después de haber sido instruido por mí, tienes el conocimiento, no solo de las cosas que solías saber, sino de las cosas que nunca antes sabías, e incluso el conocimiento que tenías antes se ilumina por lo que te he dicho. "

Hay algo muy sugerente aquí. Porque significa que Jesús nunca deseó ni tuvo la intención de que ningún hombre olvidara todo lo que sabía cuando vino a él; sino que debería ver su conocimiento bajo una nueva luz y usarlo en un nuevo servicio. Cuando hace eso, lo que sabía antes se convierte en un tesoro más grande que nunca.

Todo hombre viene a Jesucristo con algún don y con alguna habilidad. Jesús no pide que renuncie a su don. Mucha gente piensa que cuando un hombre declara por Cristo debe abandonar las cosas y concentrarse en las llamadas cosas religiosas. Pero un erudito no abandona su erudición cuando se convierte en cristiano; más bien lo usa para Cristo. Un hombre de negocios no necesita abandonar su negocio; más bien debería manejarlo como lo haría un cristiano.

El que puede cantar, bailar, actuar o pintar no necesita renunciar a su arte, sino que debe usarlo como lo haría un cristiano. El deportista no necesita abandonar su deporte, sino que debe jugar como lo haría un cristiano. Jesús no vino a vaciar la vida sino a llenarla, no a empobrecer la vida sino a enriquecerla. Aquí vemos a Jesús diciéndoles a los hombres que no abandonen sus dones, sino que los usen aún más maravillosamente a la luz del conocimiento que les ha dado.

La barrera de la incredulidad ( Mateo 13:53-58 )

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