5. Cuándo pasaré por Macedonia La opinión común es que esta espiste fue enviada desde Filipos. Las personas que llegan a Corinto por tierra, deben pasar por Macedonia; porque esa colonia está situada en el extremo más alejado, hacia las montañas Emathian. Es verdad que Pablo, en lugar de ir por tierra, podría haber ido allá por mar, pero deseaba visitar las Iglesias de Macedonia para confirmarlas de pasada. Demasiado para la opinión común. Para mí, sin embargo, parece más probable que la epístola se haya escrito en Éfeso; porque un poco después dice que permanecerá allí hasta Pentecostés, (1 Corintios 16:8) (156) ; y saluda a los corintios, no en nombre de los filipenses, sino de los asiáticos. (1 Corintios 16:19.) (157) Además, en la segunda epístola declara explícitamente que, después de haber enviado esta epístola, él pasó a Macedonia. (2 Corintios 2:13.) Ahora, después de pasar por Macedonia, estaría a una distancia de Éfeso, y en las cercanías de Acaya. Por lo tanto, no tengo dudas de que él estaba en Éfeso en ese momento: desde allí podría navegar por un rumbo directo a Acaya. Para visitar Macedonia, se necesitaba un largo circuito y una ruta más desagradable. En consecuencia, les hace saber que no acudirá a ellos por un curso directo, ya que requirió pasar por Macedonia

Sin embargo, a los corintios les promete algo más: que se quedaría más tiempo con ellos. De este modo, muestra su afecto hacia ellos. ¿Por qué motivo se retrasó, excepto que le preocupaba su bienestar? Por otro lado, les hace saber cuán completamente seguro está de su afecto hacia él a cambio, dando por sentado, por así decirlo, que serían conducidos por ellos en forma de amabilidad; porque dice esto por confianza en su amistad. (158)

Sin embargo, después de decir todo, se une a esta limitación: si el Señor lo permite Con esta reserva, los santos deben seguir todos sus planes y deliberaciones; porque es un caso de gran imprudencia emprender y determinar muchas cosas para el futuro, mientras que ni siquiera tenemos un momento en nuestro poder. De hecho, lo principal es que, en el afecto interno de la mente, nos sometemos a Dios y su providencia, lo que sea que decidamos; (159) pero al mismo tiempo, se está convirtiendo en que debemos acostumbrarnos a tales formas de expresión, que siempre que tengamos que ver con lo que es el futuro puede hacer que todo dependa de la voluntad divina. (160)

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