Pero te di limpieza de dientes en todas tus ciudades, y falta de pan en todas tus fronteras; y no te volviste hacia mí, dice Jehová. Dios aquí expone con la gente a causa de su perversidad incurable; porque había tratado de restaurarlos de la manera correcta, no solo con su palabra, sino también con fuertes castigos; pero no efectuó nada. Esta dureza duplicó la culpa de esa gente, ya que no podían ser sometidos por los castigos de Dios.

El Profeta ahora dice que la gente había sido castigada con hambre, les di, dice, limpieza de dientes. Es una expresión figurativa, por la cual Amos significa querer, y él mismo lo explica por falta de pan. Todo el país trabajó entonces bajo la falta y la deficiencia de provisiones, aunque la tierra, como es bien sabido, fue muy fructífera. Ahora, dado que el fin del castigo es volver a los hombres a Dios y a su servicio, es evidente, cuando no hay fruto, que la mente se endurece en el mal. Por lo tanto, el Profeta muestra aquí que los israelitas no solo eran culpables, sino que también habían resistido pertinazmente a Dios, ya que sus vicios no podían corregirse con ningún castigo. Acabamos de mencionar la hambruna, sigue otro tipo de castigo:

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