La limpieza de dientes se identifica, por el paralelismo poético, con la falta de pan, siendo la primera frase una representación gráfica de uno de los aspectos espantosos del hambre; dientes limpios, afilados y prominentes que sobresalen de los labios finos. A pesar de su castigo, Dios dice: "No habéis vuelto ni siquiera a mí". Aquí se presenta a Jehová como afligido por el fracaso de su tratamiento disciplinario de Israel.

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